Salar de Uyuni – caminando por el desierto de sal más grande del mundo
El Salar de Uyuni es el mayor salar del mundo (10 852 km²), se formó después de que un el lago de sal se secara. Como está ubicado en el altiplano, tiene una altura de más de 3600 s.n.d.m. Fue el segundo sueño por cumplir de nuestro viaje. ¿Cumplió nuestras expectativas? Ven con nosotros a Bolivia y toma el viaje con nosotros al “desierto-blanco”: Salar de Uyuni.
¿Vamos?
*Viajamos a Uyuni en marzo del 2017 (precios, horarios y el clima que describimos corresponden a ese periodo)
Aun en San Pedro de Atacama, Chile.
Insatisfechos, pero impresionados por el viaje matutino a los geiseres, cansados mentalmente después del trato inadecuado recibido en el camping de San Pedro, con las mochilas hechas rápidamente y aun con la ropa húmeda… nos encontramos en medio de la estación de autobuses en San Pedro de Atacama, donde queremos comprar boletos para el autobús que va por la noche a Bolivia … y como si no hubiéramos tenido suficiente, ¡resulta que solamente queda un boleto!
«Espera un minuto, ¿cómo que uno? Estuvimos aquí hace dos días, he incluso queríamos pagar los billetes de inmediato, pero quien nos atendió, dijo que no tiene horarios aun, que no hay posibilidad de pagar con antelación y que debes comprar los billetes el mismo día. –No se preocupen -dijo, siempre hay billetes porque es temporada baja” ¿y ahora resulta que tenemos que pasar otra noche en SPA? ¡de ninguna manera!»
«¡Cuidado, mi bebé se despierta!» – la joven boliviana que nos atendía, de unos 20 años, reaccionó fuertemente al pasar a llevar con nuestra mochila el carrito que estaba en una esquina de la habitación, con las ruedas montadas en unos ladrillos, guardando así una cierta inclinación. Nos damos cuenta de que en el carro hay un bebe, completamente tapado…mientras la madre murmura “Dame un minuto … Voy a llamar a la oficina en Calama y ver si hay sitios libres.«…
Salimos de la oficina para despejar la mente, mientras tanto, en el cielo aparecen oscuras nubes que comienzan a soltar gotas de lluvia. El caluroso pueblo de San Pedro es alcanzado por una gran tormenta. Las fuertes lluvias también refrescaron nuestro ánimo y, el primer pensamiento que tenemos es positivo: «qué bueno que nos fuimos de ese campamento – de otro modo, hubiéramos terminado con toda la ropa y la tienda de campaña mojada.» Pasan un par de minutos y la chica de la oficina nos entrega otro mensaje positivo: «… OK Hay 2 asientos libres, eso sí separados. Tal vez ustedes puedan cambiar con alguien en el autobús» –nos dijo la chica de la oficina. Vivimos una consternación momentánea después de las emociones acumuladas – ¿comprar o no comprar?, ¿seguir o volver a Santiago? Al final decidimos que, ya que existen dos lugares, es una señal de que tenemos que seguir adelante. Compramos los boletos, separados por una fila. Veremos si podemos sentarnos juntos…
Nota práctica: puedes llegar a Uyuni en bus desde Calama o San Pedro de Atacama, con la empresa Atacama 2000 (te lleva hasta el borde y luego cambias a un bus boliviano de la misma empresa) o con la empresa Frontera, la cual escogimos nosotros (este bus no cambia en la frontera: bajas en la frontera y te subes al mismo luego de pasar el control). El valor del ticket para la empresa Frontera, desde San Pedro hasta Uyuni, es de 18.000CLP/persona. Salen a las 3:00 a.m. y el viaje tarda entre 10-12 horas (incluyendo el tiempo empleado en la frontera). Podrás verificar los precios y horarios actualizados en las mismas agencias localizadas en la estación de buses de San Pedro.
Todavía tenemos unas cuantas horas antes de ir a Uyuni (salida: 03:00 a.m.). Es imposible ir a pasear al centro ya que sigue lloviendo muy fuerte. Nos acordamos de una conversación con nuestro guía/conductor en las lagunas altiplánicas, el cual nos comentó que su madre dirige un taller de artesanía aquí en la estación. Sin dudarlo, entramos en el primer puesto de artesanía y encontramos a la señora Nora.
Horacio, el guía, nos dijo que le preguntásemos a su madre sobre las piedras volcánicas llamada obsidiana. Rompemos el hielo con ese comentario, y Nora nos da un par de piedras chiquitas, de color negro, las cuales había traído su hijo estando de viaje por unos volcanes (serán un monumento para el abuelo de Tomi, que es un conocedor del tema de las piedras y sus propiedades). Miramos alrededor de la tienda llena de artesanías de cuero y telas, observamos como con destreza la señora Nora perfilaba un bolso en la piel y lo cortaba…
Gracias a su cortesía, nos invita a quedarnos para tomar un café y esperar a que la tormenta pase. Recobramos fuerzas y humor para seguir adelante. Compro un bolsito con forma de “riñón” que me acompañará hasta el final del viaje.
Por otro lado, antes de cerrar la tienda, toda la estación se queda sin electricidad… ¿y qué hacemos ahora, sin luz, esperando 8 horas hasta que salga el bus? Afortunadamente, se detuvo la tormenta… nos despedimos de Nora y nos movemos hacia el centro … Nos disponíamos a pasear por el centro del pueblo con las mochilas puestas y en eso, en uno de los bancos de la plaza central nos encontramos con una pareja familiar… ¡los argentinos!, nos conocimos en el primer campamento “inolvidable”: Gabi y Santi. Al final acabamos tomando unas cervezas con ellos, iluminados por la luz de emergencia de la comisaría de San Pedro, nos acomodamos, tendemos la ropa en el asiento y nos extendemos en la conversación y risas hasta bien entrada la madrugada. Así se transformó un día nervioso en un bello momento, tranquilo y divertido.
Reorganizamos nuestras cosas, volvemos a la estación y, a las 03:00 a.m. llega nuestro bus. Entramos y nos sentamos a esperar a que alguien suba y ocupe el asiento que queremos cambiar. Somos afortunados y conocimos a Esteban, a quién no le importa cambiarnos e irse solo durmiendo en los 2 últimos asientos traseros. Al final ¡todos felices!, a pesar de que tenemos más de 12 horas de recorrido en bus.
En casi toda la noche no pudimos cerrar los ojos. El conductor conduce claramente a exceso de velocidad, la altura va en aumento y se nota la falta de oxígeno. Cuando empezamos a cerrar los ojos nos despertamos rápidamente por la falta de aire.
A las 8 de la mañana alcanzamos la frontera chilena con Bolivia: Ollagüe / Abaroa. Nos comemos los últimos sándwiches y fruta, ya que al parecer no se puede cruzar comida. Esto, sin embargo, no es del todo cierto. Además, el control manual de la mochila (sin rallos x) no revelaría la posesión de comida guardada.
Entre control y control, conocemos a Esteban de Chile, Simone de Japón y a otros dos viajeros coreanos, con los que compartiremos habitación esa noche.
Llegamos a Uyuni alrededor de las 15:00, bajamos del autobús y nos encontramos rodeados súbitamente por bolivianos que ofrecen todo tipo de servicios: hostales, restauración y por su puesto tours.
Agotados después de un largo viaje, conseguimos habitación para 6 personas en un hostal. Es domingo, después de un rato salimos del hostal y vamos al mercado. Tenemos hambre y lo primero que probamos es una especie de goulash o carne picada de llama con arroz y, ¿adivinas? … papas. De reojo, observamos como lavan los platos, en agua reutilizada, sin enjuague… no es para nada limpio. Esta imagen nos sigue y nos ronda la cabeza durante todo el viaje en Bolivia.
Se dice que Uyuni es una de las ciudades más feas de Bolivia. Además de la primera noche de estancia y las noches en el salar, ningún turista pasa más tiempo en Uyuni. Nosotros, por el contrario, estuvimos 3 noches aquí.
Es verdad – la ciudad es sucia y caótica. ¿Se imaginan una rotonda construida de basura?
La verdad no hay mucho que hacer aquí. Consultamos a varias agencias y finalmente compramos un tour de 1 día al salar.
*nuestro tour de un dia nos costó 130 BOB con almuerzo incluido.
Al día siguiente, sobre las 10 am vamos a la agencia. Allí nos espera un jeep que llevará a una familia de México y una pareja de jóvenes de Bolivia. La primera parada de la ruta es el cementerio de trenes – restos oxidados de locomotoras y vagones, situados en medio de un campo. Han sabido sacarle el partido turístico, ¡el lugar está lleno!
En camino al Salar:
Antes de llegar a salar, paramos en el pueblo de Colchani. Parada de unos 20 minutos para comprar coloridos recuerdos y visitar el pequeño Museo del Sal.
Y, por último ¡Entramos en el gran desierto blanco! Pero antes de que entremos en su “infinito” – otra parada. Esta vez para la foto con el monumento al rally Dakar, la “isla de banderas” y almuerzo dentro del hotel de sal.
¡Sin prisas! tenemos más de 2 horas a la mitad del día para hacer las clásicas fotos de perspectivas.
Viento fresco, cielo claro sobre el desierto salado, un sol brillante y el reflejo sobre la “nieve” salada, que deslumbra. El paisaje es de otro planeta…
La siguiente parada en el programa, es un lugar donde el agua se ha acumulado por los previos días lluviosos y, en donde es posible apreciar el reflejo del cielo gracias a esta especie de “espejo salado”.
Finalmente volvemos a toda velocidad (no sobrepasamos los 20 km/hora) a la orilla, para apreciar el atardecer. La postal es simplemente increíble…
Estamos de vuelta en Uyuni sobre las 7pm. Planeamos volver al salar por la noche para ver las estrellas que no vimos en Atacama. En la agencia sin embargo no hay más sitios, así que volvemos al hostal en donde nos reunimos con Esteban y Simone. Nuestro plan tomará un inesperado giro. ¿Quieres saber qué paso?
«¡Dijimos que sería alocado, sin guías e incluso con más sal!»