America del Sur,  Bolivia

Potosí y Cerro Rico – La realidad de una mina de plata cubierta con la sombra de un pasado lleno de esplendor y riqueza

Reconocida como la ciudad más alta del mundo, localizada a una altitud de 4090 m. A los pies de la montaña conocida como Cerro Rico, nombre al cual se debe su origen y fama. Fundada por los españoles en el siglo XVI. La ciudad se convirtió en “Eldorado Latino”. Aunque no es oro sino plata lo que podemos encontrar en la montaña, debido a la abundancia de la mina en plata, fue que los colonos tomaron el poder durante siglos. De esta manera, residencias y el imperio colonial español crecieron con el trabajo de los indígenas. La plata se acabó muy rápidamente, la ciudad entró en declive y de los tiempos antiguos, sólo las antiguas casas coloniales se conservan en la ciudad. Vamos a la ciudad boliviana Potosí, ¿vale aun la ciudad una fortuna?, como dice el dicho español «Vale un Potosí«, dicho existente desde la época imperial.

¿Vamos?

Inmediatamente después de regresar a Uyuni desde la Isla Incahuasi, tomamos un autobús a Potosí. Dentro del bus, solo había gente local. Aun nos quedan 4 horas de camino y después de una hora estamos contentos de que aun tengamos luz de día. La velocidad del bus, el recorrido en la carretera con forma de espiral retorcido entre la cordillera, hacen que nuestra adrenalina aumente poco a poco. Sentimos que nos falta el aire. Antes de llegar a Potosí, una tormenta nos sorprende, la oscuridad cubre lentamente las vistas que apreciamos por las ventanas… Ahora los dos tenemos una respiración poco profunda y sin éxito de obtener una dosis más alta de oxígeno.

Finalmente, nos bajamos en Potosí en una “no tan interesante” estación de bus, y nos metemos nuevamente en un pequeño autobús urbano, donde nuestras enormes mochilas apenas caben. Comenzamos a ver luces de neón, tráfico en la calle, se oye la cumbia, gritos, el caos … es la vida en este lugar… y nosotros que sólo soñamos con una ducha y dormir.

Llegamos al Hostal Vicuña – obtenemos una habitación pequeña, baño compartido, y la ducha de los propietarios debido a que las públicas no tienen agua caliente- suficiente para nosotros. El plan de mañana es para visitar la mina en cuestión – y Tomi con mal de altura…

Al día siguiente, decidimos visitar la mina durante la tarde, pero después de comer desayuno, viene al hostal un agente de la agencia que visitamos la noche anterior, llamando a los huéspedes que habían reservado un para hoy a las 9 am. Se nos propone a unirnos a ellos… no tenemos mucho tiempo para pensar -simplemente vamos.

Probablemente hay 9 personas en total. Caminamos a la agencia y nos recoge un bus pequeño que nos lleva a una primera casa en donde vamos a dejar todas las bolsas más grandes, mochilas, equipos, chaquetas y suéteres que la fría mañana nos obligó a ponernos. A cambio, nos ponemos unos trajes de minería, botas de goma y cascos con luces. Además, todo el mundo recibe una mochila o bolsa plana.

Luego hacemos otra parada en la calle que conduce a Cerro Rico. Está llena de tiendas y puestos que ofrecen “suvenires” para los mineros: máscaras para el polvo, dinamita, guantes, bolsas con hojas de coca, catalizadores especiales para masticar con la coca y alcohol de 96 °… ¿Por qué paramos aquí?… aquí cada participante debe comprar un «regalo» para algún minero de la mina. Podrás encontrar por unos pocos bolivianos (BOB) sets listos para comprar: que incluyen una bolsa de coca, dinamita y alguna bebida carbonatada. Los más generosos pueden tentar su suerte con un set completo que incluye alcohol y cigarrillos.

Los mineros sustituyen el café con la hoja de coca la cual les otorga energía para el trabajo duro y les reduce la sensación de hambre. Además, lo mezclan con un catalizador, una especie de tiza blanca, de la cual cortan un trozo y mastican con la coca, para maximizar las propiedades de esta.

La dinamita es la herramienta básica de trabajo en esta mina, pero el trabajador tiene que cuidar de sí mismo. Cuando un minero quiere derrumbar una pared en busca de minerales, el mismo compra dinamita o bien tiene suerte y recibe una de algún turista. Esta es una situación desagradable, pero por desgracia real aquí en Cerro Rico.

Antes de entrar a la mina, el guía (que antes fue minero) nos tienta con un trago del alcohol de 96 °. Si hubiera sabido antes lo extremo que sería el tour, probablemente hubiera sido tentador beberlo.

La mina a la que entramos tiene unos 200 años de antigüedad. El Cerro tiene alrededor de 200 corredores activos, en los que trabajan en torno a 13 o 15 mil de mineros. La plata, en Cerro Rico, hace mucho tiempo que se ha agotado- ahora principalmente se extrae estaño y otros minerales, los cuales se exportan a países del extranjero con tecnología suficiente para procesarlos. Sin embargo, es una lástima que estas empresas no contribuyan a un cambio de las condiciones de trabajo y a la modernización de la mina. El trabajo se basa en métodos de siglos de antigüedad- manos, picota, dinamita y carro de madera arrastrados a mano.

Entramos a la mina.

Está oscuro, y la única luz que se ve es la de nuestras linternas. Caminamos entre charcos de agua. El túnel empieza a hacerse cálido y cargado… Hay polvo visible en el aire, por lo que las máscaras parecen ser una buena idea-las que compramos en la calle. Después de 10 min. Tomi no se siente muy bien y decide salir de la mina. Yo continúo el “tour”. El guía, no muy contento con la situación, le pide a un minero de 15 años de edad que le guíe hasta la salida. Un minuto más tarde, la mina expulsa a otro miembro de nuestro grupo. Es imposible ocultar la altura a la que estamos (la cumbre del cerro tiene unos 4800m.s.n.m.) y las condiciones actuales (una temperatura que puede llegar a los 45 °), causa un peor estado de ánimo y mareos.

Hacemos una parada por nuestro recorrido en el claustrofóbico pasillo para ver cómo los mineros tiran de un gran cubo de minerales. Nos acercamos a los mineros y les regalamos las cosas compradas anteriormente.

Caminamos por otros corredores… En los techos se ven unas filtraciones o formas extrañas, que resultan ser letales estalactitas de arsénico, además del polvo y las duras condiciones de trabajo. En estas condiciones el minero de Potosí vive en promedio unos 40 años.

Nuestro minero, una guía que, con su modesto conocimiento de inglés, tuvo la suerte de recibir una tarifa adicional por guiar, nos muestra las vetas de mineral visibles en las paredes. La triste verdad es que a los mineros no se les paga por su trabajo. El salario es como ganar la lotería- lo obtienen los afortunados que han conseguido encontrar una veta de mineral, después de haber trabajado en su extracción.

El recorrido se está haciendo cada vez más extremo… Descendemos 30 metros por unas estrechas escaleras de madera, puestas aquí, quién sabe hace cantos años. En nuestros ojos se refleja un poco de miedo y un gran signo de interrogación… Uno a uno comenzamos a bajar por las escaleras, pisando con cuidado sobre los estrechos peldaños sin más luz que la que tenemos sobre nuestras cabezas.

Pronto, alcanzamos el nivel extremo más alto del recorrido, cuando el guía decide explotar la dinamita (comprada por un miembro de nuestro equipo). Todos nos alejamos y agrupamos en el estrecho pasillo. El minero con una calma estoica enciende la dinamita, y luego desaparece túnel adentro … Nos miramos el uno al otro, preguntándonos si aún estamos en un “tour” guiado o se ha transformado en un tour turístico o un tour para gente, que busca aventura … La tensión crece, y nuestro guía aparece entre la curva del tunel. Nos tapamos los oídos e incluso abrazamos las paredes del pasillo… ¡Buuuum! …Se oye el estruendo y se huele un fuerte olor a azufre. Contento con el espectáculo, el guía nos dice que debemos pagarle por lo que ha hecho, pero nadie se lo toman en serio…

Después de esto, nos quitan el exceso de equipaje que nos queda, los mineros nos sacan literalmente lo que saben que es para ellos. Uno de ellos es el de 15 años de edad, es quien sacó a Tomi de la mina. El chico trabaja aquí para mantenerse a él y su hermano después de la muerte de sus padres. Ésta es otra imagen de las realidades impactantes y desagradables de Cerro Rico. Por desgracia, cientos de niños adolescentes todavía trabajan en los túneles de Cerro Rico, y en muchos casos no tienen más remedio que trabajar por un “mejor” futuro, pero una mala salud que paradójicamente les acorta la vida. Imagen tan dura la muestra el Documental «Mina del Diablo” («Devil’s mine»). Les recomendamos que lo miren ya que es realmente digno de la atención. Después de verlo nunca volverás a ver a Cerro Rico como una atracción…

Cuando desciendes 30 metros, eventualmente tendrás que subirlos.

Así llegamos al último punto del recorrido que es la «cámara del diablo» – el ídolo de la mina. Esta creencia fue establecida en la mina en la época de los españoles, se lo mostraban a los indios para obligarlos a trabajar en la minería de la plata. Los indios lo veían como el “Dios”, dios que en quechua (lengua local) carece en su alfabeto de la letra D. Por esa dificultad fonética, los indios pronunciaban “Dios” como “Tios”, o como se le conoce actualmente: “el Tío”. Actualmente a estas figuras se les adorna y se le ofrecen ofrendas para que así puedan faenar tranquilos y el Tío no se los lleve a la muerte. Así es como dicha imagen del Tío, está viva actualmente. Cada minero, al menos una vez a la semana, le ofrece a su ídolo hojas de coca y una copa del alcohol.

Como si después del carnaval se tratase – el Tío/tíos, estaba decorado con cintas de colores. Nuestro guía dispersa ceremoniosamente a la figura, hojas de coca en su regazo, eleva un vaso de alcohol en nombre del Tío, y rápidamente se lo bebe… a continuación, enciende un cigarrillo, le da una probada al Tío y se lo termina el mismo. El aire del túnel se pone aún menos tolerante con el humo.

La visita de dos horas a la mina ha terminado. Aliviados, sucios y sudorosos, con la mirada hacia la luz y la primera profunda (tanto como sea posible a esta altura) inhalación de aire es salvadora.

Con la plena convicción de que no repetiré esta experiencia, estoy convencida de que esto no es, bajo ningún lugar, un atractivo turístico y menos adecuado para realizar guías. Es más bien una forma de ganar dinero para la población local e indiscutiblemente, los mineros tienen un interés en esto, incluso en las bolsas de hojas de coca traídas por los turistas. Aunque no nos importa apoyar a actividades locales, más aún aquí en Bolivia, tenemos sentimientos encontrados con dicha forma de turismo.

Por último, algunas vistas desde la misma ciudad en la que no nos hemos quedado mucho tiempo.

Información práctica:

*Precios de Marzo 2017


Fuimos a la oficina llamada “Silvers Tours”. La versión en inglés tiene un precio de unos 80 BOB. En idioma español 60 BOB (insistíamos en esta versión y, ya que nos unimos de manera precipitada al grupo en idioma inglés, en marzo, nos rebajaron el precio).

Dentro de la mina hace mucho calor, por lo que insistimos vestir ligeros y llevar algún abrigo liviano para la vuelta.

Deja los bolsos y las cámaras grandes en tu habitación. De otro modo, tendrás que dejarlo en el cuarto en donde te cambiarás de ropa. Y te aseguramos, en lo que menos pensarás estando en la mina, será en hacer una foto. Con tu teléfono bastará.

Finalmente, si te sientes mal, te duele la cabeza, tienes mal de altura, o claustrofobia, no te recomendamos hacer este viaje. Este “juego” no vale la pena.

¿Habéis visitado la mina de plata en Potosí? ¿Cuál es tu experiencia? ¡Compártela con nosotros!

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