Chile,  Chiloé

Entre mitos y realidad – los paisajes de Chiloé

En el puerto de Pargua, cerca de Puerto Montt, nos fuimos en coche y salimos hacia el ferry. Además de nosotros, otros coches, camiones y autobuses se embarcaron. Después de media hora navegando, estamos nuevamente en tierra firme. Está frío y hace mucho viento, pero al menos soleado. Comenzamos un viaje sin prisas, calmado como el ritmo del archipiélago. Navegamos a la isla de Quinchao, visitamos las iglesias de madera de la lista de la Unesco. Estamos inmersos en la vida rural y pacífica de los habitantes. Paramos en Castro – la capital de la isla. Alli existe el típico caos urbano, el cielo está cubierto de humo gris y tóxico producto de la madera quemada por las chimeneas de cada casa. Al final, es casi invierno. Estamos caminando alrededor de los palafitos y buscando almas perdidas sobre el océano. Absorbemos la magia de Chiloé durante unos días. ¡Disfruta con nosotros de un paseo por los paisajes de la vida del archipiélago!

Vamos?


Idilio rural

Chiloé está dominado por la naturaleza y el paisaje agrícola. Coloridas parcelas, bosques verdes, praderas, pastos y ovejas. Vamos caminando y se nos cruzan por el camino tres cerdos con su madre, sin apuros… La vida rural es lenta, todo se ralentiza.

En el puerto pesquero

Barcos de pesca y botes, pequeños transbordadores que transportan automóviles y personas desde la isla de Chiloé hasta las islas más pequeñas del archipiélago. Los pescadores salen para atrapar o amarrar un bote en el puerto o en su propio palafito. El lugar está lleno de cocinerías típicas. Estas son algunas imágenes de la isla.

Palafitos – famosas casas sobre pilotes

En el borde de un lago o bahía, uno al lado del otro, contrastando entre sí por sus colores. Algunas veces sobre el agua y otras sobre el barro. Todo regido por la ley de la marea alta y baja. A veces destruidos, en otras ocasiones vestigios de la historia y vida en Chiloé. Los más famosos los encontrarás en Castro. Lee más sobre palafitos y la arquitectura del archipiélago aquí.

Los Andes y sus volcanes en el fondo

Desde las costas norte y este del archipiélago tenemos la oportunidad de observar tierra chilena. En la distancia, resaltan los Andes y las pendientes nevadas de Osorno y Calbuco. Vale la pena tomar un ferry a una de las islas más pequeñas. Allí, puedes sentir aún más la autenticidad de Chiloé.

*Por ejemplo, desde Dalcahue se puede cruzar a la isla de Quinchao. El costo del ferry en coche es de 2.500 CLP

Entre el océano y la exuberante vegetación

La parte occidental de la isla está cubierta de colinas y bosques vírgenes. En el extremo sur de la isla podemos encontrar el Parque Nacional de Chiloé y el Parque Tantauco. El parque Islotes de Puñihuil es un oasis de pingüinos de Humboldt y Magallanes (las visitas aquí solo son posibles en verano).

Chiloé – el mundo de las leyendas y los mitos

Chiloé es una tierra extremadamente rica en historias mágicas y leyendas. Figuras e imágenes de criaturas míticas se pueden encontrar en todos los rincones de la isla. Uno de estos personajes es la sirena de cabellos dorados. Con su belleza y cantos mágicos, ella enamora a los pescadores, los cuales son engañados y llevados a su reinado marino, desde el cual no hay retorno al mundo humano. Su figura se puede encontrar, por ejemplo, en el puerto de Dalcahue.

El muelle de las almas

En la costa oeste de Chiloé, entre las verdes colinas y el infinito Pacífico, se encuentra uno de los lugares más místicos de la isla. Muelle de las almas. Según la leyenda, aquí están las almas de los muertos lamentándose, esperando su transporte a la tierra del descanso eterno. A cambio de unas pocas piedras preciosas, un transportista llamado Tempilkahue entre las olas espumosas del océano las lleva a la tierra eterna. El mal destino espera a aquellos que escuchan los gritos de las almas pobres, comienzan a comunicarse con ellos y los llaman con el nombre de «animas de Cucao». Porque en un año la muerte los alcanzará y se unirán a las filas de las almas extraviadas.

La leyenda y las historias místicas inspiraron al artista chileno Marcelo Orellan Rivera a poner un muelle de madera en este lugar. Simbolizando el lugar de espera de las almas, el embarcadero fue construido en 2005. Es muy simple, pero se refiere a la naturaleza de la isla, entre otras cosas debido a las pilas – soportes conocidos por los palafitos. Hoy en día, es uno de los símbolos más reconocibles de Chiloé y su atracción extremadamente popular, que atrae de año en año a más y más visitantes. Este es probablemente uno de los lugares más instagram en Chile. La prueba son las largas colas de personas dispuestas a tomar una foto en el borde del puente con el fondo del océano. Las hordas de turistas de verano quitan toda la mística, y el lugar en sí puede parecer sobrevalorado.

Viajar fuera de temporada tiene sus ventajas (aparte del terrible viento frío y loco). Como de costumbre, pudimos disfrutar del lugar completamente solos, y en el camino solo nos encontramos con individuos. Si quieres sentir el verdadero «alma» de este lugar, entonces definitivamente recomendamos ir allí a fines de otoño o invierno (el cielo gris agrega encanto y clima extra).

*Precio de entrada: 1.500 CLP. Como llegar: lo mejor es ir en auto (desde Castro son casi 60km). Nos dirigimos a Cucao, y después a Rahue. Allí termina el asfalto y empieza camino de ripio. En un kiosco de madera se compra las entradas. Después de los próximos 2km llegamos al parking (sobre 2.000 CLP). Nos queda 30-40 min de caminata hasta muelle. Un problema frecuente del sendero es que muchas veces se llena de agua y hay mucho barro.

Tres días en la isla es definitivamente poco para ver todos los paisajes. ¿Y a ti, cual te gusto más?

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